Componentes químicos
En el noni se encuentran diversos principios químicos como: La escopoletina, serotonina, damnacantal, terpenos, esteroles, xeronina, ácido ascórbico, ácido linoléico, bioflavonoides, glucopiranosas, acubina, asperulósido, ácidos caproico y caprílico, quercetin, hierro, zinc, norepinefrina y selenio entre otros.
Utilización
Pese a su intenso olor, el noni se consume en situaciones de hambruna; en varias islas del Pacífico forma parte integrante de la dieta nativa, sea crudo o cocido. Las semillas también se emplean tostadas. De la raíz y la corteza se extraen tintes de color rojo, púrpura y amarillo.
En Asia y el Pacífico, las hojas, flores, frutos y corteza se emplean como tónicos, antipiréticos y descongestivos del tracto respiratorio. El emplasto de las hojas se utiliza en Malasia para la tos, y el zumo de las mismas se aplica como tópico para la artritis en Filipinas. En el sur de México se utiliza para controlar los niveles de glucosa en la sangre.
En Occidente se comercializa como suplemento dietario para estos y otros usos, incluyendo inclusive el tratamiento del cáncer[9] , aunque no se cuenta con estudios científicos que avalen su efectividad.
Más rara que la apariencia y el olor del Noni es su larga historia de usos medicinales eficaces por los aborígenes. Los sanadores tradicionales polinesios empleaban todas las partes de la planta del Noni, flores, corteza, raíces y especialmente, el fruto para tratar problemas de salud que iban desde las aftas hasta el reumatismo. Las lombrices intestinales, fiebres y las infecciones de la piel eran algunas de las enfermedades más comunes tratadas con esta panacea polinesia.
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